Ux, que me quemé!
Vivía
en Duyos, conceyu de Caravia, un matrimoniu sin fíos. En les nuechis de
invierno, después de tomar la cena, el marido se iba a conceyar a casa
de un vecín, y mientras tanto su muyer amasaba una torta y la ponía a
cocer en el llar. Durante la cocedura de la pasta, la muyer acurrucábase
sobre un riestru y comenzaba a hilar copos de lino.
Cuando
la torta estaba en su punto de cocción el Trasgu bajaba por les
calamiyeres, coxía la torta y se alejaba diciendo: ¡Ja, ja, ja, te la
llevé! Y esto ocurría una y otra noche sin que la muyer se atreviera a
decir nada al bromista. Pero una noche se puso de acuerdo con su marido
para que éste se quedara hilando, vestido con la ropa de ella, y
colocara una piedra en el llar, en vez de una torta.
A la
hora acostumbrada asomóse el Trasgu a la baranda de la cuña y quedó
sorprendido al ver que la hilandera tenía barba. Sin atreverse a entrar,
dijo ahuecando la voz:
- Oye, ¿Tienes barbes y files?
- ¡Sí!
- ¿Files y non salives?
- ¡Sí!
- ¿Quieres que coja la torta?
- Cógela si quieres.
Entonces
el Trasgu baxó muy contentu, pero en vez de la torta cogió la piedra
ingrienta y soplando las manos subió por las calamiyeres diciendo:
- ¡Ux, que me quemé!
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